El Martillo del Fin del Mundo, de José Miguel Cuesta y José Rubio

Con un gran esfuerzo, que fustigó sus doloridos músculos, se apoyó en su espada, utilizada, esta vez, como bastón, y continuó su camino intentando sobrevivir como lo había hecho durante más tiempo del que alcanzaba a recordar.

Editorial: Grupo AJEC (papel) / Hiperbórea (eBook)

Fecha de publicación: 06/2012

Páginas: 175

ISBN: 9788415156505

Precio: 10€ papel / 2.04€ eBook

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SINOPSIS
El Ragnarok ha llegado, y con él, el fin de los viejos dioses y héroes, con Odín a la cabeza. El mundo es un erial de hielo en el que no parece haber apenas supervivientes. Egil Arokin, un guerrero que apenas puede ya sostenerse en pie, busca la manera de sobrevivir en ese escenario. En su viaje conocerá más sobre lo que pasó realmente el día del Ragnarok, sobre el destino que estaba escrito para todos y sobre su propio pasado.


AUTORES
José Miguel Cuesta y José Rubio son dos autores que llevan a sus espaldas toda una carrera literaria en colaboración. Han publicado con diversas editoriales, tocando diferentes géneros como novela histórica, de terror, erótica, juvenil y ensayo. Algunas de sus publicaciones son "La Ciudad de las Puertas de Oro" (Timunmas, 2006), "El duermiente" (Edebe, 2007), "Necroeroticón" (AJEC, 2010) y "El Susurro de las Flores Marchitas" (Dolmen, 2011).


TRAS LA LECTURA
El Martillo del Fin del Mundo es una novela que me atraía porque tocaba parte de la mitología nórdica, y tenía curiosidad al respecto. Además, prometía ser "una historia repleta de combates, magia y erotismo". Y eso, en poco más de 175 páginas, puede resultar en un desastre o en algo bastante bueno.

La verdad es que no tengo ninguna queja (bueno sí, algunos pequeños fallos que se han colado al menos en la edición en papel) con respecto a este libro. Me ha encantado. Por sus personajes, su historia, su estilo narrativo y todo lo que desprende. Quizás se me ha hecho corto en algunos aspectos, podría haber ahondado más en alguna idea (como en la de la duración de la vida de los dioses). Pero son detalles que quedan para que el lector los piense.


Tenemos dos personajes principales. El guerrero Egil Arokin, y el anciano al que encuentra buscando refugio. Nos encontramos en el escenario tras el Ragnarok (haciendo una anología rápida y regulera, podríamos decir que es algo así como el Apocalipsis), donde casi todo está destruído y no hay más que invierno, nieve y unos días en los que el sol apenas hace acto de presencia. Parece que poco van a poder hacer dos personajes en este escenario, pero sin embargo ambos tienen un cierto desarrollo, en las pocas páginas de las que consta la novela, tienen tiempo para deshacer la primera idea que teníamos de ellos, y para enfrentarse a sus respectivos pasados.

El escenario tan árido donde se desarrolla todo da una apariencia de falsa calma. Es tan monótono y aburrido, que a la sensación de aburrimiento y desesperanza, se añade la sensació de que todo puede pasar en cualquier momento. Los personajes tienen tiempo de relacionarse entre sí en sus largas y aburridas jornadas, pero también hay lugar para la acción en esta historia. Conoceremos cómo fue el mismo día del Ragnarok, qué pasó, cómo se llegó a esa situación, y cómo lo vivieron ambos personajes para haber podido sobrevivir.

En cuanto a la narrativa, me gustado mucho porque da la sensación de estar cuidada párrafo a párrafo. Es un acierto de los autores el que podamos sentir el frío que sienten los personajes, y que casi podamos caminar junto a ellos. Se nota el cuidado puesto para que cada frase tenga ese aire majestuoso y épico en su forma que tienen los grandes hechos contadas por bardos o cuentacuentos. Con pocas y muy bien elegidas palabras nos metemos enseguida en situación, nos damos cuenta de que lo que estamos leyendo no es algo cualquiera, sino la historia de la batalla de los dioses, de grandes héroes. Los diálogos son otra maravilla.

Al precio de 10€, lo encuentro una lectura totalmente recomendable, que me ha sorprendido gratamente y me ha hecho conocer a un dúo de escritores, que ya llevaban tiempo trabajando juntos, y de los que intentaré leer en un futuro alguna de sus otras obras. También me ha hecho pensar en que es una pena que Grupo AJEC tuviera que cesar su actividad.