miércoles, 8 de abril de 2015

La casa de los cerezos, de L. G. Morgan

¿Qué secreto terrible, qué horror trataban de esconder esas mentiras que empezaba a descubrir, ese afán por borrar todo lo pasado? Ya no temblaba por la culpa o por la vergüenza de ser descubierto, ahora tenía miedo de lo que pudiera encontrar.


Portada del libro "La casa de los cerezos", de L. G. Morgan
Editorial: Autopublicación

Fecha de publicación: 2014 

Páginas: 200

Precio: 14€

¿Dónde comprarlo? Contactar con la autora en su blog o en el blog del libro



SINOPSIS
Daniel es un niño de trece años al que le apasionan las historias de detectives y de fantasmas. Por casualidad escucha hablar sobre una casa de su barrio en la que suceden hechos inquietantes. Todo parece indicar que hay presencias paranormales en ella. Es el misterio que el chico esperaba resolver. Pronto, Julián Antón, un jubilado, se le unirá en la investigación del misterio de la casa de los cerezos.


AUTORA
L. G. Morgan es psicóloga clínica y escritora. En el ámbito literario ha cultivado el relato obteniendo reconocimientos como el Premio Nosferatu, el premio en el II Certamen del Círculo de Escritores Errantes y el Concurso Hislibris de relato histórico, entre otros. Ha participado en diversas antologías.

Es miembro del Club de Escritores de Relato Corto "Relatopía" y administra un blog literario interactivo llamado Destino, un proyecto de literatura en vivo, y otro personal: Literatura con estrógenos.
Su primera obra en solitario fue Entremundos, a la que ha seguido La casa de los cerezos.



TRAS LA LECTURA
Acercando lo paranormal hasta la puerta de nuestra casa, esta novela deja de lejos el tópico de las historias de espectros ambientadas en otros países y nos trae los fantasmas hasta el barrio madrileño de Manoteras.

He de decir que no suelo pasar miedo con la literatura de terror, y no esperaba pasarlo con esta novela, pero que sí me he sentido inquieto en alguna escena. Quizás por lo tópico de ella (esa escena de la escalera), que hace que la tengamos tan arraigada en el subconsciente que es difícil no sentir predisposición al miedo. También influye el elemento infantil, que sí es uno de mis puntos débiles en cuanto a terror. Si hay niños de por medio, me inquieta más la historia.

De todas formas, tampoco definiría este libro como de terror. Tiene elementos del género, pero como también los tiene de novela de detectives (aunque la pareja de investigadores no sea la más profesional posible).

Lo que más me ha gustado es que, cuando pensaba que sabía de qué iba la cosa, dónde estaba el misterio (a todos nos gusta intentar adivinar dónde está el truco en la magia), me he encontrado con que las mismas pesquisas que yo hacía las discutían los protagonistas, y no resultaban ser la solución al enigma, que sí que he encontrado original y novedosa. Y es que no todos los fantasmas han de ser lo que pensamos.

Los personajes están bien construídos, introduciéndonos su historia, de forma que conocemos más sus motivaciones y su forma de ser. La pareja de protagonistas formada por Daniel, un niño de trece años, y Julián Antón, un jubilado, no puede ser más acertada. La inocencia del chico la suple el anciano, mientras que la prudencia de este último viene de la mano del empuje del niño. Además, su evolución se nota en la forma en que se relacionan y se van cogiendo afecto el uno al otro. Destacable cómo se hace notar que ante un peligro que los supera, primero se intentan proteger, aún sin reconocerlo, para más adelante se ven unidos sabiendo que sólos, sin el apoyo del otro, no podrían afrontar la situación en la que se ven envueltos.

El libro va in crescendo. Si al principio se me hizo un poco más lento, con la introducción del personaje y el escenario, una vez pasados esos pasajes me he visto trasnochando alguna vez para leer un capítulo más. El interés crece proporcionalmente a lo que vamos conociendo sobre el misterio de esa casa de los cerezos.

¿Recomendable? Una buena historia de fantasmas ambientada en un barrio que bien podría ser el tuyo o el mío y con unos personajes, un niño y un jubilado, que se ganan al lector. Sí, me ha hecho pasar un buen rato (y algún rato inquieto también), y merece la oportunidad de sumergirnos en sus páginas.

4 comentarios:

  1. Eso de la inquietud es música para mis oídos XDD
    Me alegro de que te haya hecho pasar un buen rato (yo lo he pasado con tu reseña), y coincido totalmente en lo del ritmo. Creo que en el principio puede pasar factura la nostalgia, esa emoción tan agridulce, que precisa rescatar trozos vívidos del pasado, para de ese modo no perderlos por completo. Lo supongo porque, al igual que en mí, en otros lectores que han vivido ese lugar y esa época ha despertado ecos inesperados. Por eso me alegro especialmente de lo que dices de un barrio que bien podría ser el de todos, porque cada uno de nosotros, en algún momento, se ha inventado el mundo con lo que tenía a su alcance.

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    1. Me alegro de haberlo leído :)
      Cuando lo leí lo pensé, que el principio, que a mí se me hacía algo más lento, sería incluso más disfrutable para alguien que conociese al detalle los rincones en los que se ubica todo.
      Ahora miraré con recelo las casas que tengan cerezos en su jardín xD

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  2. Yo lo estoy leyendo, y como los lugares donde se desarrolla la trama me son tan conocidos, he tenido sensaciones como: curiosidad, nostalgia, interés, en ningún momento miedo. Ya os contaré cuando termine. Saludos

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    1. Sin duda la lectura ha de tener un matiz diferente si se conocen de primera mano los lugares donde transcurre todo. Espero que sigas disfrutándolo y aquí estaremos si quieres volver a contar qué tal. :)
      Saludos

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