lunes, 7 de agosto de 2017

Mujer sin hijo, de Jenn Díaz

Aun así, no se atrevió a deshacerse del brazalete negro que debían llevar las mujeres fértiles y sin hijos, por si acaso debía pasar algún control rutinario y descubrían que se lo había quitado sin estar embarazada.


Portada del libro "Mujer sin hijo", de Jenn Díaz

Editorial: Jot Down Books

Fecha de publicación: 2013

Páginas: 175

Precio: 15€

ISBN: 978-8494093999




¿QUIÉN LO ESCRIBE?
Jenn Díaz es una escritora española, colaboradora en revistas como Jot Down, Granite & Rainbow y el blog «Mujeres» de El País. Ha publicado varias novelas, tanto en castellano como en catalán. Algunas de ellas son Belfondo (2011), El duelo y la fiesta (2012), Es un decir (2014) y Mare i filla (2015)


¿DE QUÉ VA?
Mujer sin hijo cuenta la historia de tres mujeres que, por una u otra causa, no tienen hijos. Sufren por ello, ya que viven en un estado distópico donde el gobierno las presiona e incluso la sociedad las convierte en delincuentes si no cumplen con el Plan de Repoblación Nacional.


¿QUÉ ME HA PARECIDO?
Mujer sin hijo es un libro que no puede dejar indiferente. Remueve, inquieta y, sobre todo, incomoda. Incomoda mucho por el retrato que hace, por esa distopía que, por un momento, puedes pensar que no está tan lejana.

La historia, aunque tiene un hilo conductor, está dividida en tres partes. Cada una presenta a una mujer sin hijo desde un punto de vista distinto, con unas circunstancias particulares. No son simplemente tres mujeres que no puedan tener hijos o tres mujeres que no quieran. Cada cual arrastra su historia y su forma de afrontarlo conforme a la sociedad en la que viven.

Jenn Díaz además, ha sabido elegir un tono donde en muchas ocasiones habla desde el sentir o el pensar de alguno de sus protagonistas, pero otras veces el tono es algo neutro, aséptico, distópico. Hay cosas que se describen y se muestran tal como son, porque son así en el universo donde transcurre la historia, y no se cuestionan, sino que se aceptan y ya está. La autora ha tenido la habilidad de no tomar parte, de no posicionarse a través de la narración, sino de darnos a conocer lo que sucede tal y como es. Esta forma de narrar aumenta la inmersión en la atmósfera y a la vez deja una sensación de incomodidad al lector, a quien le toca el papel de elegir bando y que quiere rebelarse y protestar.

La lectura da para pensar mucho y en profundidad. No diría que es una lectura feminista pero, curiosamente, tras terminarla, el lector sí que puede sentirse feminista. Por un movimiento de rechazo a la distopía que lee. Porque es imposible no rechazarla (o eso espero).

Aparecen varios personajes pero podríamos decir que la protagonista es Rita y, aunque al principio conectemos mucho con ella y acapare nuestras simpatías, capítulo a capítulo va saliendo su otra cara más oscura. Es víctima (como todas las mujeres en esta distopía), pero eso no la hace buena persona. Aunque luego piensas qué harías tú en su lugar, si no perderías también el norte en ocasiones.

Hay temas escalofriantes. Como el usar a parte de la población (las mujeres) para que toda la sociedad esté mejor (¿por qué no nos da escalofríos esto en nuestro mundo? ¿Por qué habrá que exagerarlo?). Dejar a un lado el pensamiento de que son personas, y sólo considerarlas así si tienen descendencia, si son "útiles" (la utilidad que el gobierno ha decidido que vale). ¿Cómo puede una sociedad hacer infeliz a parte de ella (concretamente la mitad) para ser mejor sociedad? ¿No es una contradicción en sí?

Choca también el hecho de que una pareja se separe porque no haya hijos. Sin importar si se quieren, si de verdad están enamorados. Lo que tiene importancia es no tener problemas con las autoridades. Pone sobre la mesa incluso el tema del aborto y de los anticonceptivos (prohibidísimos). ¿Y la decisión en sí sobre ser madre? ¿Cómo imponer eso, qué se debe sentir? Mujer sin hijo plantea tantas cosas que es más una historia de terror. El mismo terror que sientes al comparar con la actualidad.

Creo que este es un libro necesario. No sólo por leer una historia diferente y ya está. Pienso que es imposible quedarse ahí, sin más, y no rascar más allá y hacer autoexamen de conciencia como sociedad y darse cuenta de que por cada pasito pequeño que se da hacia la igualdad, quedan dos mil cosas más que hacer. Porque son más de dos mil años de desigualdad. Bastantes más.

2 comentarios:

  1. Me encanta la reseña y también tus reflexiones.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Gracias por leerla! Si te animas con el libro, espero leer también tu reseña para ver qué te pareció.

      Eliminar