La quiero tanto que
deseo su mal por lo mucho que me hace sufrir. Me es tan indiferente que no
concibo los motivos que me llevan a pensar en ella a todas horas. Nunca
aparece más deseable que cuando sé que no puedo verla; es cuando no me llama
que más hermoso se ve el futuro a su lado.
Editorial: Grupo AJEC
Fecha de publicación: 2009
SINOPSIS
En este caso voy a copiar parte de la contraportada del
libro, pues me parece un muy buen resumen del argumento del libro:
Aurora encuentra en el altillo de su casa el recibo del revelado de un
carrete que nunca llegó a recoger. Corresponde al fin de semana que años atrás
pasó en un pueblo de montaña con Jaime, su antiguo novio. Ya con las
fotografías en la mano descubre que en una de ellas aparece un niño en el
bosque, junto a una cruz de hierro. La imagen no tendría nada de especial de no
ser porque recuerda perfectamente que el pequeño no estaba en el momento de
utilizar la cámara. Su amigo Marcos, de espíritu aventurero, la convence para
volver al lugar en el que tomó la instantánea de cara a tratar de averiguar la
identidad del muchacho.
AUTOR
Raúl Ansola nació en Barcelona en
1977 y es autor, escritor, guionista y director de cortos. Ha sido finalista de
varios certámenes de cortos con sus guiones.
En literatura también ha
conseguido algunos logros como ser el finalista del certamen de novela corta
“Cristóbal Zaragoza” en 2008 y ser ganador y finalista de gran cantidad de
concursos literarios de relatos.
Illius es su primera novela publicada.
Posteriormente ha publicado la antología de relatos Columpios en el
Cementerio y la novela La obra imperfecta.
MI OPINIÓN
Illius ha sido un libro algo agridulce para mí.
El estilo de Raúl Ansola en cuanto a la forma de expresarse,
de escribir es bastante cuidado y rico en matices. No es nada ligero, a veces
hay que leer con detenimiento o incluso releer algunas frases para captar la
esencia de ellas, todo lo que se nos dice. Y no es esto algo pesado, pues
realmente merece la pena encontrarse con algunos estilismos, merece la pena
pararse a apreciarlos.
El estilo de Raúl Ansola en cuanto a la forma de contar, a
la narración de la historia es algo distinto a lo habitual. A veces se muestra
todo de forma muy visual, otras da simples pinceladas, se queda lo narrado en
una imprecisión que hace que nuestra imaginación tenga que terminar de moldear
las cosas.
Los personajes (los protagonistas, más que nada) están bien
definidos, son creíbles y se hacen cercanos. Al principio del libro dan una
sensación de cotidianidad que facilita el identificarse con ellos y con lo que
viven o han vivido. Además son personajes ricos en matices, llenos de recuerdos
y estigmas, de vivencias que los marcaron para bien algunas, para mal otras.
Se presenta muy bien a una Aurora que ha salido de una
relación y ha pasado una época de vacío en la que si bien sigue sintiendo ese
vacío, al menos ahora puede vivir su cotidianidad de forma normal. Perseguida
por el fantasma de su relación pasada, no es capaz de iniciar ninguna nueva.
Sin querer estar sola, pero sin poder estar con nadie más que con quien la
dejó, termina por aceptar de alguna forma el día a día y deja de querer
imponerse compañía más allá de la necesaria, de los amigos de siempre o los
compañeros de trabajo.
También aparece Marcos, el amigo incondicional, el que
siempre está ahí. Al que no le cae bien el ex-novio de Aurora no se sabe bien
si por el daño que le hizo a su amiga o por simples celos. Un personaje algo
más animado, que la empuja a seguir adelante con el misterio, que hace suya la
investigación, que le da ideas, que la apoya.
La historia en sí también es buena como premisa: un misterio
que puede tener algo de sobrenatural, que va ganando enteros conforme se va
desarrollando y se van descubriendo nuevas cosas. Consigue mantener la intriga
y la atención del lector. Si bien la lectura no es sencilla como he señalado
antes, se avanza rápido por las ganas de conocer más, de querer saber.
Se forman varias teorías, alguna con una explicación más
sobrenatural, otra con explicación más terrenal, y todas que pueden ser igual
de válidas. Se nos hace pensar, aventurarnos por alguna opción y aceptar cada
detalle nuevo, cada avance como bueno y como algo que recibimos con gusto a fin
de resolver el caso.
Aparecen algunos personajes nuevos que resultan
interesantes. Se ve desfallecer o dudar a los principales. ¿Llegaremos a algo?
¿Estaremos haciendo una montaña de un grano de arena? ¿Nos merece la pena
continuar con algo que no sabemos si alcanzaremos a entender o a resolver?
Todo esto en las dos primeras partes del libro, que queda
con muy buena nota. Pero...
Este libro tiene un final. Y no es un final cualquiera. Es
algo que no deja indiferente a nadie. He leído algunas críticas y muy buenas:
que si es sorprendente, porque te hace pensar, que si te deja con ganas de
volver a leer el libro para entender cosas que se te escaparon... pero sin
embargo, como esta es mi opinión diré sencillamente, que el final no me ha terminado
de gustar.
Me ha dejado con la sensación de no haber entendido muchas
cosas. Quedan demasiados episodios abiertos, demasiados personajes que pierden
toda la relevancia para quedar con ninguna. Demasiadas inconexiones. Esta vez
las pinceladas son demasiado breves, tanto que casi tienes que hacerte tu
propia idea de lo que ha terminado pasando, sin llegar a saber de verdad si ha
sido así o no.
Si bien el transcurso en sí de las dos primeras partes tiene
una linealidad que no es demasiado fuerte, en la parte final se rompe
totalmente con toda linealidad. Saltos en el tiempo, cambios de puntos de
vista, sueños que se confunden con la realidad. Recuerdos que también se
confunden con sueños, o quizás con la realidad. No llegas a saber bien qué es
cada narración, si lo que sucede es de ahora o ya pasó.
He leído en alguna entrevista al autor que es fan de David
Lynch, y ciertamente se ve un aire Lynch en este libro. Un Lynch al que muchos
critican y otros alaban. Igual pasará con el final de Illius. Para mí ha sido
un libro que podía haber quedado muy alto pero que pierde mucho en ese final,
que quizás con menos experimento habría resultado una lectura muy destacable
para mí, pero que entonces no tendría la seña de identidad que ha logrado, esa
experimentación en la organización de la trama.
Y es una pena, pues el estilo de Ansola es bastante bueno, pero quizás
yo sea una persona demasiado cuadriculada en cuanto a las historias y me gusta
que queden lo más cerradas posible al final, con la mayoría de los
interrogantes resueltos.
No me terminas de convencer, la verdad. Además se me presenta la duda de si es posible conseguirlo ahora mismo...
ResponderEliminarCreo que por una vez lo dejo.
Besos
Perdón por el retraso, he estado fatal de tiempo :P
EliminarA ver, sí que es posible conseguirlo ahora mismo, los títulos de AJEC siguen estando este año (y creo que el siguiente) a la venta, con total normalidad.
Pero si no te convence, pues a otro libro, ¡que hay mucho por leer!
Besos