viernes, 23 de marzo de 2018

Mía es la venganza, de Friedrich Torberg

¿No cree que eso entraña algo más que simple debilidad o cobardía? ¿No cree que para morir voluntariamente se necesita tanta fuerza y tanto valor que ya no es cuestión de fuerza o valor si antes se mata a alguien?


Portada del libro "Mía es la venganza", de Friedrich Torberg

Editorial: Sajalín editores

Fecha de publicación: 2011

Nº páginas: 114

ISBN: 9788493805166

Precio: 14€



¿DE QUÉ VA?
Mía es la venganza cuenta con dos historias cortas ambientadas en la Segunda Guerra Mundial. En la primera, un hombre que espera en el puerto, cuenta a otro el motivo de su espera y lo que vivió en un campo de concentración. En la segunda historia, ambientada en Praga, se narra el devenir de un grupo de trabajo judío al mando de los invasores alemanes.


¿QUIÉN LO ESCRIBE?
Friedrich Torberg (1908-1979)fue un escritor, traductor e intelectual austríaco. Ha obtenido gran éxito con sus novelas. Participó como voluntario en el ejército de liberación checoslovaco en Francia y, tras la guerra, volvió a Austria para ejercer como periodista. Recibió el máximo reconocimiento literario austríaco.


¿QUÉ ME HA PARECIDO?
¡Wow! Aún resuena en mí la historia que cuentan estas páginas. Mía es la venganza, en la edición de Sajalín editores, cuenta con la novela corta (o relato largo, no sé cómo catalogarlo) Mía es la venganza y con el relato El regreso del Gólem, ambos ambientados en la segunda guerra mundial.

Mía es la venganza. No es el primer libro con esta ambientación que leo. De hecho hay tanto publicado que he leído varios y muy buenos, amén de haber visto parte de la extensa filmografía que también documenta el horror.

Sin embargo, este relato ha conseguido engancharme y estremecerme. No sorprende en lo que cuenta porque, quizás sea poco probable que la narración de alguna atrocidad sobre aquella guerra nos sorprenda a estas alturas. Pero aún así remueve, incomoda y te hace estremecerte.

La novedad en este relato quizás es el tono introspectivo que tiene. El narrador es un superviviente de un campo de concentración que le cuenta su historia a un hombre que se encuentra en el puerto. Desde el punto de vista de este hombre, conoceremos la tortura física y psicológica a la que sometía un general alemán a los presos judíos. Y es en la parte psicológica, y no tanto en la física, en la que tiene fuerza este relato.

Es curioso pensar cómo en apenas 60 páginas es capaz de meternos en situación, tanto en el ambiente como en la cabeza del narrador. Cómo vivimos con él y seguimos sus razonamientos, nada baladíes, sobre la vida y la muerte, la elección o la falta de ella, el poder divino y su influencia sobre el ser humano. Y el autor nos lleva de la mano sobre todas estas cuestiones porque lo hace con una pluma envidiable tanto en forma como en fondo. Es muy admirable la forma de escribir de Torberg.

La sorpresa sí que llega con un final que, cuando pensamos que ya nos va a soltar, aprieta con más fuerza y vuelve a estremecer porque, una vez más, nos hace ponernos en la piel del superviviente, esta vez para dejarnos pensando no ya sólo en lo que vivió, sino en el después.

El regreso del Gólem. Repite escenario histórico, la Segunda Guerra Mundial, para, en esta ocasión, llevarnos a sus inicios en la ciudad de Praga. Bajo el amparo de una leyenda y en un ambiente mucho más sosegado que el relato anterior, veremos la relación entre el ejército alemán y algunos judíos. Si bien su trato puede llegar en ocasiones incluso a ser cordial, a la mínima dejan claro quién manda, aunque al final se pueda encontrar cierta dosis de justicia poética.

Es un relato más tranquilo y menos agobiante que Mía es la venganza. Quizás, tras la lectura del anterior, es imposible no comparar y éste último queda descafeinado a pesar de no ser mala historia.

Aún así, no cabe duda que ambos pueden complementarse y dejar un buen retrato sobre una de las épocas más negras de la historia mundial.

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